Sobrarbe es mi vida, gente sencilla y parajes únicos. El lugar donde mis cenizas, dentro de muchos años espero, abonaran nuevos bosques y praderas.

6 nov 2011

Tital Desert 2011: Etapas Maratón: 2 y 3



Etapa 2:

Hoy toca un cambio respecto al primer día, y es que nos encontramos en el inicio de las 2 etapas maratón: tenemos que cargar con todo para las etapas de hoy y mañana, además de lo necesario para pasar la noche… Cada cual se lo monta según el peso que quiera cargar… la mayoría un mini-saco de dormir, los menos esterilla y algunos nada de nada… todo ello atado al cuadro de la bico con bridas, ese gran invento.
Aparte ración doble de barritas y geles, la muda para el día siguiente, algo de abrigo para la noche… muchas cosas, demasiadas… el peso se nota, sobre todo en el coco.

El inicio de la etapa es rápido, una pista llana y de seguido un tramo de carretera ondulado donde se puede pedalear bastante bien. Me encuentro mucho mejor que ayer, aunque el inicio de etapa voy con el freno de mano puesto, que aún falta un mundo.








Hacemos una parada larga en el primer avituallamiento para arreglar la bici de Marcos, y salimos los últimos de allí. Poco a poco iremos adelantando gente, primero por un falso llano arenoso y aún más en un repecho durísimo y pedregoso de 1km que hay que hacer a pié. Lo culmina un collado que abre paso a un amplio valle totalmente plano, flanqueado por grisáceos montes que asoman en lontananza. Valle marrón tierra por donde avanzamos a buen ritmo, adelantando grupo tras grupo de ciclistas, cruzando pequeños oueds (cauces de río secos y pedregosos), y viendo acercarse las casas de un pueblo en la lejanía. Cruzarlo es un alboroto de gente animando (o riéndose), a grito pelado los niños, más pausados los adultos, o calladamente bajo su velo las mujeres.


Es curioso que de este pueblo guarde los recuerdos quizá más nítidos de toda la prueba. Es por la gente. Me recordaban a mí de crío, cuando veía pasar embobado la vuelta a España o a Aragón por las calles de Ainsa, gritando sin conocer a nadie, esperando un botellín en la cuneta. Los niños extendían la mano para que se la chocaras, muchos hombres nos miraban callados, torcida la sonrisa en la boca, y los ojos sobre los velos transmitían más que cualquier otro gesto o palabra. No está tan lejos de lo que era la España rural hace 25 años.

Otra parada larga en el segundo avituallamiento, y desde aquí, a 40km aún de meta, la jornada se me empezó a hacer cuesta arriba… dolía el culo, dolían los ojos de no ver nada más que una explanada inacabable surcada de matorral, dolían las piernas y el estómago, una especie de pájara extraña que no iba a más, que me permitía pedalear, pero que ni mejoraba ni empeoraba con el paso de los kilómetros. El tercer y último avituallamiento, a 12km de meta, venía seguido de un tramo de carretera ascendente que se me hizo eterno, y finalmente de un rodeo estúpido cerca del campamento que me hizo maldecir a la organización al completo.
105km habían acabado, cosa por la que no daba un duro 8 horas antes. Como tampoco lo daba por acabar al día siguiente, 145km tras maldormir y sin fisios para recuperarte las piernas.



Etapa 3:

7h35min y estamos ya listos para salir, una odisea de noche que es ya pasado entumece aún nuestros cuerpos, que se debaten entre el agradable sol que nos templa y la certeza de que pronto lo echaremos de más.


Segunda parte de la etapa maratón, sacos embridados al cuadro, rostros ojerosos, mantas térmicas arrugadas… la noche fue crítica, con lluvia y frío, durmiendo en exiguos sacos entre el cielo lluvioso y el suelo pedregoso. Suerte de las mantas térmicas de los botiquines, que menguaron el sufrimiento de la lluvia, pues dormíamos casi al raso y llovía con viento. A punto de evacuarnos estuvieron…

La etapa empieza. 145km. Pero no. La especial es de 136km. Los primeros 9km son neutralizados, no cuentan. Que se lo digan a nuestras piernas.
Sin tiempo a que lleguemos los últimos al punto de salida, la gentil organización da la salida real a la etapa. Ahí vamos, pienso, amiga agonía, bienvenida.

Vamos a subir, sin pausa primero, levemente por el fondo de un valle estrecho, para un rato después tomar un puerto de montaña que nos cambiará de valle. Seguimos siendo de los últimos, pero el panorama de acompañantes ha cambiado, son rostros nuevos, bicis nuevas. Muchos de nuestros vecinos de fatigas ya han abandonado, el cansancio o el fuera de control han hecho mella.

Marcos me ve sufrir las 2 primeras horas, me cuesta calentar el cuerpo al inicio de la etapa. Aun así vamos dejando gente (poca) detrás mientras avanzamos por un terreno ondulado donde cuesta coger el ritmo. Y más con un Patrol de periodistas siempre por medio, adelantándonos en los llanos y molestándonos en los badenes y repechos. Hartos de su fastidio, los mandamos por ahí con bastante cabreo.
Pasado el primer avituallamiento el cuerpo empieza a responderme, apenas llevamos 33km y quedan más de 100… un tramo encañonado da paso a una curiosa zona de sembrados de cereal. Curiosa porque está por encima de los 1500mt. Y porque si te dijeran que es Soria o Badajoz, firmarías que si. Este tramo es un inacabable ascenso, más de 30km, pero apenas a un 3-4% de desnivel, que vamos ganando relevándonos y ayudados del aire a favor, que parece querer compensarnos por el primer día.
La fauna en esta parte de la etapa es la más prominente de la carrera, si bien bastante diminuta: ratones, tortugas terrestres, lagartos y serpientes, y multitud de escarabajos. Hay que ir con cuidado para evitar pisarlos.

Finalmente, el ascenso toca a su fin. Han sido varios collados atravesados hasta ganar el bueno, el que ya nos conduce cara abajo… Y si, desciende, pero engañosamente. Si no pedaleas, la bici se para. La pista se agarra y la pendiente es muy escasa, pero es a favor. Como el aire, así que vamos devorando kilómetros con rapidez, cada minuto que pasa me encuentro mejor, y los tramos de preciosa estepa que nos conducen al segundo avituallamiento se convierten apenas en un espejismo de lo rápido que pasan.

Llenado el depósito, nos lanzamos a por un monótono paisaje. Quedan 60km y los 15 primeros van a ser una planicie herbosa por la que se ha hecho pasar una pista tirando de compás y regleta: recta como una vela. Avanzamos prestos, y repentinamente se acaba. La llanura muere en unas graveras y mares de piedra que forman oueds serpenteantes, farallones despiadados y agudos precipicios. Entre todo ello desciende una pista de pura roca, que atravesando fajas y pequeños prados, barranqueras y cañones, nos deposita en una nueva llanura. Esta mucho más irregular, y completamente preñada de piedras. Recuerda a las zonas más áridas de Guara, pero sin desniveles.


Es aquí, en terreno técnico, donde más disfruto. Atravieso escalones y rocas a toda velocidad, trepo rampas irregulares como una cabra, mi Canyon me deja alucinado, pues había empezado con tiento la parte abrupta y como veo que responde, y responde, le meto cada vez más caña. Adelantamos más grupos, y Marcos tiene que gritarme que pare porque los voy dejando atrás en cada zona comprometida… Tras 2 días y medio de bici por fin estoy gozando con el terreno… y con la bici, vaya pepino!!

Poco a poco disminuye el terreno pedregoso y técnico, nos adentramos en lo que serían con agua unos humedales pero que no es más que un gran río completamente seco (oued) y multitud de afluentes o ramales que cortan los meandros. Nosotros nos dedicamos a fluir por el terreno, ondulado y divertido como un parque de atracciones… Casi siempre en ligero descenso, tomamos una sucesión interminable de curvas y contracurvas, de cruce de cauces, de rápidas y cortas rectas, de trampas arenosas... Es muy agradable y nos comemos los kilómetros a toda velocidad, creo que nunca habremos estado tan delante, igual hay 80-100 bikers a nuestras espaldas…

A poco más de 25km de la meta, ya ampliamente superados los 100km de etapa, realizamos una parada en el último avituallamiento, no hay prisa y vamos más que sobrados de tiempo… Marcos no está tan fino como yo, así que con tranquilidad. Comemos y bebemos bastante, mucha gente nos adelanta de nuevo, a quién le importa??, y cuando Prats da el OK seguimos.
Rápidamente llegaremos a un lugar alucinante… el Plateau de Rekkan, una vasta e inacabable planicie arenosa salpicada de matas herbosas duras como alambre. Es un lugar peregrinado por los pastores bereberes que viajan nómadas siguiendo a su ganado. No me explico como ambos, pastores y ovejas pueden vivir aquí. Cientos de kilómetros cuadrados olvidados de la mano de dios, a 1250m de altitud con unos contrastes de temperatura brutales.
El suelo es arenoso, pero una arena compactada con sólo una fina capa bailando libre al son del viento que azota el lugar.

Los kilómetros por el Plateau, sin prisas y despacio porque Marcos no iba muy cristiano parecían un paseo por un parque algo surrealista. Disfruté inmensamente surcando ese territorio con tiempo para saborearlo, una gozada.

Y así, 145km y algo más de 7 horas después, llegábamos al campamento en medio del Rekkam. 3 de 6, media Titan Desert vencida, más de la mitad del kilometraje ya recorrido. Y de nuevo había perdido mi apuesta conmigo mismo.

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